miércoles, 19 de febrero de 2014

Se hace camino al andar



Salgo de casa, con prisa, como siempre, y de pronto me doy cuenta de que me sobra algo, ese complemento que ya es una prolongación de mi persona, ¡no lo necesito! Dejo el paraguas en el paragüero y me voy corriendo a por mi dosis de vitamina D, que tanta falta me hace.



Me gusta caminar, sin ninguna finalidad, despreocupada, mis pensamientos y yo, deambular sin rumbo, descubriendo la ciudad.
Y me gusta caminar , sobre todo, al lado del agua , pues todavía es más relajante.



Caminar pero no repetir siempre el mismo itinerario, para así recibir nuevos estímulos en distintos escenarios.


El paseo junto al Lagares es tranquilo y agradable, su longitud total es de unos ocho kilómetros, pero se puede recorrer en pequeños tramos, dependiendo de la calle por la que se acceda.



Es muy entretenido por la cantidad de aves acuáticas que viven en el rio, énades, gallinetas de agua, garzas....y si llevais la merienda, hay mesas con bancos para descansar.


No puedo dejar de hacer una crítica, pues los márgenes del río están bastante abandonados, así como algunos bancos y paneles informativos.


Aún así, la recompensa final de la desembocadura en el mar, te hace olvidar esos pequeños inconvenientes...



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