miércoles, 14 de mayo de 2014

Confidencias en Albatros



Hay dos placeres en esta vida, al menos para mi, que si van unidos se convierten en el plan perfecto.
Por un lado, una buena compañía.
Por el otro, un buen manjar.
Estuve comiendo con dos buenas amigas en el restaurante Albatros, en la estación marítima.
Como no hay límite de horario, la sobremesa se prolongó hasta bien entrada la tarde.
Yo no tengo amigas de la infancia, como tienen muchas mujeres....pero no voy a explicar los razonamientos y conclusiones a las que he llegado para que esto sea así.
En cualquier caso, ya de adulta, se que tengo un puñado de amigas que aunque no les dedico mucho tiempo, están ahí.
Y esto es una satisfacción enorme.
Por eso disfruté tanto el otro día. Por esa charla distendida, sincera, sin artificios, relajada, con alguna pullita (que a mi siempre se me escapa), risas...




Y comiendo, en este caso, el menú del día. Rico y abundante, pues tomé de primer plato una ensalada completa, de segundo lenguado a la plancha con guarnición y de postre un helado de chocolate que estaba buenísimo.
Y por supuesto todo esto aderezado con las espectaculares vistas.
La ría de Vigo en todo su esplendor, con ese viento del norte que se lleva todas las nubes y deja un cielo azul intenso, totalmente despejado.



También es un lugar perfecto para tomar el aperitivo, una cerveza a media tarde, o las primeras copas de la noche....

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